El lunes cuando los militantes de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos llegaron al espacio, ubicado en San Justo, lo encontraron destrozado, las cadenas cortadas y en su interior todo revuelto y roto.

En general, suele suceder que abren el espacio, pero la gente que está en situación de calle al lado de las vías, para tener un techo dónde dormir. Y cuando el estado expulsa a todo un sector de la sociedad, la Asamblea de los Derechos Humanos tiene aún más trabajo. En el espacio, se reciben casos acompañándolos legalmente, asesorando y querellando si hiciera falta, también los días miércoles recibe a pibas y pibes ex Palomeros, el centro de día “La Paloma” que hace más de un año cerró sus puertas dejando a trabajadores y a jóvenes en situación de vulnerabilidad a la deriva. ¿Cómo no enojarse cuando destrozan un espacio de todos y todas? Se llevaron material de construcción, 2 palas, 4 bolsas de cemento, 2 rejas y 3 ventanas listas para colocar con sus respectivas rejas y libros de niños.

“No sólo se llevan material sino nuestro sacrificio de sábado a sábado, evento tras evento para poder seguir soñando con un lugar para todxs.

Hoy, el gusto es amargo, pero nos queda la certeza que seguimos por buen camino y nada nos va a quebrar, que nuestra defensa por los Derechos Humanos y un mundo más justo para todxs es mas fuerte”, publicaron en las redes. 

Y sí, cómo no redoblar el esfuerzo, cómo no interpelar a la sociedad, si es nuestra asamblea la que tendría que tener oficinas de lujo, escritorios, archiveros, un baño con azulejos y bacha, un galpón para que los pibes y pibas jueguen, todo eso que hoy no está, mañana será logrado gracias al esfuerzo de la comunidad, de las organizaciones y manos solidarias,  que saben que no hay mejor logro, que el del pueblo.