Es difícil pensar en próximos temas a tratar en cuanto a políticas culturales cuando en el contexto actual argentino está habiendo un retroceso atroz de muchísimos derechos que habíamos sabido conquistar, y tantos otros que quedaban por profundizar. Si bien es difícil  correrse de las necesidades urgentes que está teniendo el pueblo argentino, el de recuperar empleos, el de generar y activar un mercado interno, el de tener políticas de inclusión y acceso a bienes culturales, pienso que mientras estos temas puedan ser tratados, también hay otros que urgen, porque son complementarios y son consecuencia o viceversa de las situaciones de precariedad, de exclusión y de desigualdad.

En los últimos tres años se ha generado una nueva oleada del movimiento feminista que ha sabido salir a la calle, generar unidad y reclamar por los derechos vulnerados de las mujeres, y de los colectivos LGTIB. 

Creo que hay temas que son transversales que ya están en auge en las organizaciones sociales y políticas, porque el movimiento feminista supo dar batalla generando un paro nacional y hasta internacional remarcando que la discusión sobre la violencia que se ejerce hacia las mujeres y hacia los colectivos LGTBI no tiene fronteras.

Hoy en día, producto de la lucha, de poner en la agenda de todos los argentinos el tema de la violencia de género, las organizaciones políticas debaten y tienen encuentros de formación, piensan en cupos de género para los lugares de conducción política, se organizan en consejerías, en asistencia a la violencia y muchas cosas más que antes quedaba relegada solo a organizaciones netamente feministas como la organización Socorristas en Red, entre otras.  Pero sabemos que todo esto no basta. Algunos/as podrán decir que en el empoderamiento de las mujeres y las personas disidentes se encuentra por ofensiva a un avance atroz del patriarcado, y eso se visibiliza en la cantidad de femicidios y la cifra que sube terroríficamente todos los días. Otros/as podrán decir que los casos de violencia y femicidios, a pesar de las variaciones que puede llegar a haber existieron siempre, pero es gracias a la lucha por considerar los homicidios, como femicidios o travesticidios que se pueden tomar en cuenta como tales.

Ante la avanzada del patriarcado y el capitalismo, donde al mismo tiempo que aumentan los femicidios, el macrismo decide eliminar, a través de un proyecto de ley, la única Unidad Fiscal especializada en investigación de violencia contra las mujeres y LGBTIs (UFEM). Y  la gestión de Maria Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires dejó sin funcionamiento los dos refugios para mujeres en situación de vulnerabilidad y peligro a causa de la Violencia de Género.

En las últimas marchas, las mujeres y colectivos disidentes plantearon una serie de exigencias económicas, sociales y laborales como el "reconocimiento del trabajo doméstico y reproductivo; asignaciones económicas y licencias por violencia de género"; y el "aumento de las licencias por maternidad y paternidad". También se reclamó un relevamiento de las mujeres trabajadoras organizadas en empresas recuperadas, la reglamentación de la ley de emergencia social y salario básico igual a la canasta familiar. Se exigió "el 82 por ciento móvil" para las jubiladas; la "paridad en la representación sindical y la presencia de mujeres en las cúpulas" de los gremios, la implementación del aborto no punible, la legalización del aborto y la liberación de "presas políticas por el patriarcado"

Sabemos la incidencia que tienen los medios de comunicación en el sentido común de la gente que genera pensamientos, ideas y creencias a partir de la información que consume.

Si bien, no se puede negar el creciente grupo de medios alternativos que están saliendo a la luz, la realidad es que la gente que reproduce lógicas del patriarcado es casi, la mayoría de la población.

Se ha avanzado con una ley de acoso callejero que solo se aplica en la Ciudad de Buenos Aires, mientras que las estadísticas muestran que el mayor índice de femicidios suceden en Salta, Buenos Aires y Córdoba , donde la mayor parte de la población argentina consume los mismos titulares de radios, diarios y televisión. 

 Sería ingenuo pensar que muchos/as comunicadores/as  se proclaman en contra del feminismo o toman posturas reticentes a la hora de opinar sobre el movimiento feminista solo por falta de formación, teniendo en cuenta que muchos y muchas responden a medios hegemónicos, que tienen una línea política que se desliza por las opiniones de cada periodista o redactor/a. Pero lo que sí creo, es que podría ser una ley a tratar, que incida directamente en la cultura machista que se reproduce eficazmente por  esta herramienta tan poderosa que es la comunicación; que reglamente publicidades, que sea inclusiva, que tenga una mirada federal de lo que es la población argentina y su diversidad. Para empezar a crear nuevos discursos, nuevas miradas que ya no permitan cosificar ni discriminar a nadie, que cambien la cosmovisión de los/as comuinicadores/as, que les amplíe el panorama.

Pero bajándolo a una realidad más palpable, a nuestro barrio, nuestras amistades, nuestra familia. Qué hacemos ante los micromachismos que nos rodean constantemente, cómo actuamos cuando hay un abusador que camina libremente por la calle, todas estas preguntas nos las hemos hecho con compañeras y amigas, desde las experiencias de cada una, recogidas de Encuentros Nacionales de Mujeres, de experiencias que vimos de otras mujeres que tuvieron la iniciativa de compartir por redes sociales, y pensamos que lo único que podemos hacer es hablar con sinceridad y romper cada vez un poco más las barreras del capitalismo que nos quiere calladas, individualistas y sumisas. Juntarnos a debatir, intercambiar y leer, pero también encontrarnos en las calles, en los bares, en los boliches con la mirada cómplice de saber que no estamos solas, somos muchas y cada vez más. Que en los lugares donde los machitos se sienten seguros para actuar, denigrar, abusar y hostigar a mujeres, podamos encontrarnos firmes de saber que ninguna va a ser “la loca”, que no nos vamos a ir de los lugares en los que elegimos estar, porque lo que ya no tiene que existir y lo que juntas vamos a desterrar son las actitudes machistas.