El partido Hermanos de Italia de Giorgia Meloni se dispone a formar el primer gobierno de extrema derecha del país desde la caída del dictador Benito Mussolini durante la Segunda Guerra Mundial. Meloni se imponía en la madrugada del lunes con claridad en las elecciones para renovar el Parlamento
consiguiendo la mayoría legislativa para formar un nuevo gobierno junto a sus socios de la Liga y Fuerza Italia, de acuerdo a las proyecciones de los resultados escrutados luego de unas elecciones con la participación más baja de la democracia, en una afluencia menor al 70 por ciento.
La alianza de derecha conseguía, según los primeros sondeos, alrededor del 43 por ciento de los votos y superaba el 50 por ciento de las 400 bancas de Diputados y 200 del Senado en juego, lo que dejaría a Meloni a un paso de convertirse en la primera mujer premier de la historia del país, con una campaña basada en el rechazo a la inmigración, políticas más duras frente a Europa y promesas de menor presión fiscal. La ley electoral italiana favorece a los partidos que forman alianzas, lo que amplía la ventaja del bloque derechista frente a sus rivales de centroizquierda, sumamente divididos.
Meloni se debe en buena parte a que fue la única que se opuso por 18 meses al gobierno saliente del economista Mario Draghi, algo que la favoreció para capturar el descontento de los italianos ante la inflación, la guerra y las restricciones por la pandemia. La líder postfascista de 45 años, admiradora durante su juventud de Benito Mussolini, conocida por su lenguaje directo y eficaz desde sus años de líder estudiantil en Roma, podría convertirse en la primera mujer que llega a la jefatura de gobierno en Italia.
Junto con sus aliados promete recortes de impuestos, el bloqueo de los inmigrantes que cruzan el Mediterráneo, así como una ambiciosa política familiar para impulsar la tasa de natalidad de uno de los países con más ancianos en el mundo. La victoria de una líder antieuropeísta y nacionalista genera muchos interrogantes en Europa y le cambia la cara a Italia, ya que pondría en cuestión su posición sobre la Unión Europea, en tanto aboga por una revisión de sus tratados y hasta por su sustitución por una "confederación de Estados soberanos".
"En Europa todos están preocupados por Meloni en el gobierno. Se acabó la fiesta, Italia empezará a defender sus propios intereses nacionales", había advertido la propia candidata en campaña. La representante del posfascismo se identifica con el lema "Dios, patria y familia" y promete luchar contra los grupos que defienden los derechos de la comunidad LGBTI y las "ideologías de género".
Meloni se convierte así en figura clave para un eje radical de derechas en Europa que pasa por Suecia, Polonia y Hungría. Su modelo es justamente el del nacionalista húngaro Viktor Orban, enemigo acérrimo de la inmigración y decidido a endurecer las medidas para acceder al aborto