El hecho ocurrió el viernes a la madrugada en la localidad de Burzaco, donde una vez más se sintieron los efectos de la política impulsada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que alienta a los uniformados a disparar primero, y medir las consecuencias después. Porque la única certeza, en una investigación aún incipiente, es que el médico, víctima de un delito, terminó muerto por una bala policial.
Un policía de la Bonaerense, que acudió a una vivienda por la denuncia de una entradera, mató al dueño de casa de un balazo. Según la versión policial, la víctima, el médico Ricardo Tassara, de 64 años, quien minutos antes se había defendido de un intento de robo, se asomó a la puerta con un arma porque creyó que habían regresado los delincuentes. Como no bajó el arma, uno de los uniformados le disparó.
La entradera, la actuación de los cuatro efectivos involucrados y la víctima, asesinada por la policía que debía prestarle ayuda, son parte de una trama incierta que la UFI 8 de Lomas de Zamora está investigando. Tras el operativo, el autor del disparo, el oficial Horacio Elías Godoy, quedó aprehendido, y fue desafectado de la fuerza por decisión de Asuntos Internos.
El episodio se desencadenó alrededor de las 0.30, en la casa del médico homeópata, en la calle Arenales 140, en el sur del conurbano. Según fuentes de la investigación, minutos antes, cuando Tassara llegó a su casa, “se encontró con dos personas que se habían metido por el fondo de su vivienda. Antes de que los ladrones se fugaran, se trenzaron. El médico golpeó con un arma a uno de los delincuentes, y también les habría disparado. Pero cómo ocurrió esa secuencia aún no está claro”, explicaron.
Sin embargo, el mismo médico dejó alguna constancia. Tras la fuga le envió un audio de Whatsapp a su novia: “Sí, estaban adentro de casa. Lo agarré a uno, lo cagué a cañazos. Bueno, menos mal que vine rápido. Mirá cómo quedó el fierro”, dijo, y le adjuntó una foto con el arma ensangrentada.
“Después intentó llamar al 911, pero los vecinos ya lo habían hecho. Y es ahí cuando se enreda la trama”, dijo la fuente consultada por este diario. “Llegaron dos patrulleros, en principio, sin las balizas encendidas. Se acercaron a la casa y, cuando estaban en el porche, el médico se asomó a la puerta armado. En ese momento, según los policías, se identificaron, le dieron la voz de alto y, ante la falta de respuesta, uno de ellos le disparó.
Tras el hecho, en la casa del médico hallaron una pistola Bersa calibre 22 largo, que llevaba al momento de ser baleado por el policía; un pistolón, dos revólveres calibre 38 y 357, tres escopetas (una doble caño y las otras calibre 16), un rifle y un arma de aire comprimido. Según sus familiares, tenía todos los papeles.