Según una encuesta, el consumo de sustancias psicoactivas en el AMBA creció un 20 por ciento durante el aislamiento

Los datos surgen de un relevamiento de investigadores de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM). Durante la etapa de confinamiento, aumentó la ingesta de alcohol, nicotina, cocaína, marihuana y medicamentos no recetados.

El estudio se desarrolló durante los meses de marzo, abril, mayo y principios de junio y fue impulsado desde la carrera de Medicina del Departamento de Ciencias de la Salud de la UNLaM. Durante ese período, 206 personas pertenecientes a distintas áreas de trabajo, profesiones y rangos etarios respondieron sobre el consumo de alcohol, nicotina, cocaína, marihuana, psicofármacos no recetados y analgésicos.

Según el licenciado Pablo Szternberg, a cargo de la asignatura Prevención e Investigación Acción en Salud (PIAS) junto al profesor Alejandro Lires, “este estudio arroja resultados de vital importancia no solo por los datos colectados sino por las acciones que se deberán pensar para atender las secuelas en estos cambios de hábitos en los habitantes del AMBA”. 

“Tendremos que empezar a estudiar y diagramar prospectivamente para los tiempos que se nos avecinan”, observó Szternberg en relación a los datos arrojados por esta investigación de la que, también, fueron parte las doctoras Fabiana Lartigue y Gabriela Lourtau, decana y secretaria académica del Departamento de Ciencias de la Salud, respectivamente.

Durante el aislamiento, los encuestados indicaron haber aumentado un 20 por ciento la ingesta de sustancias psicoactivas y el 94 por ciento de ellos no consultó con ningún profesional acerca del cambio en los hábitos.

El 50 por ciento respondió que consume alcohol y le siguen en orden tabaco (15 por ciento), marihuana (11,2 por ciento), anfetaminas (1 por ciento) y cocaína (0,5 por ciento); a su vez, el 15 por ciento dice consumir analgésicos, combinando con una o más de las sustancias anteriormente mencionadas, lo que se traduce en un policonsumo.

Asimismo, uno de los factores más relevantes del trabajo es el desgaste psicológico del aislamiento, ya que aquellos que tenían síntomas psicológicos preexistentes pueden haber aumentado el riesgo de sufrir un trastorno ligado al aumento del consumo de sustancias psicoactivas. 

 

Según los datos obtenidos, quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad económica o habitacional también son más propensos a sufrir malestar psicológico debido a los espacios reducidos de vivienda, alimentación, falta de agua potable, esparcimiento casi nulo, como así también por no contar con los recursos tecnológicos suficientes para el acceso a servicios de salud por teleconferencia.

 

Entre los participantes de esta encuesta, más del 66 por ciento indicó contar con educación universitaria completa, mientras que el 34 por ciento posee estudios secundarios finalizados. Además, conforman un universo amplio de edades.

 

 

Los datos colectados fueron seleccionados a través de un formulario anónimo en la plataforma Google Forms, distribuido a través de la aplicación WhatsApp por profesionales pertenecientes a distintas áreas de trabajo.