Por Nancy Roldan

Hay un intercambio permanente de energía en nuestro cotidiano relacionarnos con los otros. Por lo general, entramos en esa dialéctica desprevenidamente, y es común sentir, que en algunas de estas relaciones, perdemos energía. Entonces, ¿hay algo que podamos hacer al respecto?, si. Como cada vez que no disponemos a resolver una problemática, lo primero es "identificar" y lo segundo, tener las herramientas para solucionarlo. En este punto, el libro "La novena revelación" de James Redfield, podría sernos de utilidad. 

En dicha obra se plantea la idea de que al haber perdido la conexión con la fuente principal de energía (la energía universal), las personas utilizamos "dramas de control", para obtener de los otros la energía que sentimos que nos falta, y que no sabemos generar por nuestros propios medios. 

Los dramas de control se clasifican, de la siguiente manera:

-EL INTIMIDADOR: Nos agrede, verbal y/o físicamente, haciéndonos sentir amenazados. De esta manera, nos es prácticamente imposible ignorarlo; entregándole nuestra energía, ya sea con una respuesta igualmente agresiva, o defensiva. La clave para frenar este drama de control, es preguntándole al agresor: ¿por qué estas enojado?, haciéndole notar que uno no ha hecho nada para desencadenar su ira, dejando en evidencia lo desencajado de su comportamiento. Insistir en esta pregunta, manteniendonos en calma, mostrándonos realmente interesados en conocer el motivo de su enojo. 

-EL INTERROGADOR: Nos cuestiona acerca de nuestras decisiones, manera de vivir y casi cada cosa que hacemos; haciéndonos sentir reprobación e inseguridad. De esta manera, nos vemos en necesidad de dar explicaciones acerca de nuestro accionar, de justificarnos permanentemente. La clave para desarmar este drama de control es decirle con firmeza y claridad, que nos esta haciendo sentir cuestionados injustificadamente, y que vamos a dejar de dar tantas explicaciones, porque nos sentimos seguros de nuestras acciones y elecciones. Dejarle al otro en claro que su opinión no es mas valedera que la nuestra le quita poder.

-EL DISTANTE: Son esas personas con aire misterioso que se muestran ajenos, solitarios, distantes. Su actitud nos hace preguntarnos: ¿qué le estará pasando?, ¿cómo puedo ayudarlo?, generándonos así preocupación, curiosidad. Este drama de control se desarticula marcándole al otro que está distante, forzándolo a explicar el por qué de esta actitud, sacándolo asi de su zona de confort, haciéndole saber que nos damos cuenta de que está en una pose que no es la natural, y que sabemos que lo hace de manera consciente, y en busca de generar una reacción.

-EL POBRE DE MI: Apela a nuestra compasión e intenta generar lástima mostrándose indefenso, débil. Nos hace sentir que precisa nuestra asistencia permanente, que no puede solo, nos impulsa a accionar para ayudarlo y defenderlo. No ayudarlo nos genera culpa, de cualquier manera, obtiene nuestra atención y energía. La manera de sacar al pobre de mi de su drama de control, es haciéndole notar que el es perfectamente capaz de llevar adelante todas esas tareas y actitudes que a usted le solicita. Haciéndole saber que no seguirá apañandolo, porque esto frena su desarrollo personal. 

Los invito a pensar sus relaciones mas conflictivas/desgastantes bajo esta nueva luz. A identificar los dramas de control que están presentes en ellas, y a proponerse desarticularlos, y así vivir una vida mas sana, mas suya.